Es con la cocaína con lo que la yihad consigue sus mayores ingresos, según refleja este segundo reportaje. El terrorismo islámico se hace con el control de la tercera ruta de la droga, la del paralelo 10, que va desde Colombia hasta África occidental. Los señores de la droga, miembros de la yihad, controlan con mano férrea cualquier envío de cocaína que salga o entre de sus puertos. Allí cobran un impuesto revolucionario que el Daesh utiliza para aumentar su capital.