Toma el dinero y corre. El fondo común de los okupas desaparece misteriosamente. Y solo puede haber sido alguien de la casa. Todos sospechan de todos. ¿Ké apostamos?. Mario, que presume de seductor implacable, hace una apuesta con Alonso: en menos de cuarenta y ocho horas conseguirá besar a Lucía.