Carlos engaña a su madre, Lucía Piqueras, una actriz retirada, para meterla en una residencia de ancianos y quedarse con su piso. Su idea, una vez se haya hecho con el piso, es vender el edificio, ya vacío, al banco en el que trabaja. Cuando descubre el engaño, Lucía decide fugarse de la residencia acompañada de otros ancianos y de Lola, la cocinera, y okupar el edificio, impidiendo con eso que Carlos pueda cerrar su brillante negocio con el banco.