La clóchina (clótxina) es un auténtico manjar diferente en matices organolépticos a sus primos los mejillones (dicen los expertos). Se trata de un bien escaso y muy localizado, tanto en el espacio como en la temporalidad. El cultivo moderno de la clóchina data de finales del siglo XIX y su origen se sitúa en dos bateas mejilloneras ubicadas en el mismo varadero del puerto de Valencia que recogían cerca de 35.000 kilos. La gran aceptación de la clóchina por las familias valencianas hizo que se multiplicasen las bateas hasta las veintidós que hay en la actualidad. El inexorable crecimiento del puerto obligó su traslado a la dársena exterior. Para su cultivo siempre se han empleado antiguas barcazas que ya no servían para navegar, estas eran el soporte de donde se colgaban los viveros. Una técnica que se transmite de padres a hijos desde hace más de cien años. Los clochineros son como los agricultores del mar, tanto es así, que su trabajo comparte la terminología del campo. Plantan las si