En un día soleado y apacible, tres espeleólogos entran en una cueva. Atraviesan un sifón con un rápido buceo y continúan caminando. Al poco tiempo, la meteorología en el exterior cambia radicalmente y se desencadenan varias tormentas que inundan el estrecho sifón y la galería contigua, colapsando la salida. Tras el aviso de socorro, es necesario movilizar un enorme despliegue humano para atravesar las rutas anegadas de la cueva. Cada minuto cuenta y se desconoce la situación de los tres accidentados. Por otra parte, los GREIM de Benasque acuden a auxiliar a una pareja enriscada junto al glaciar del Aneto. Es la última hora de la tarde y el helicóptero no encuentra ningún apoyo seguro donde posar su patín. La luz del día se acaba y el combustible del aparato es escaso. Cae la noche y es imposible sobrevolar la zona. Los GREIM deben pasar la noche junto a los accidentados y esperar a que amanezca. Deben superar una noche de frío, suelo de rocas y soledad bajo el cielo estrellado del Anet