Algunas calles del centro de Madrid y Barcelona se han convertido en auténticos polos de atracción para los amantes de lo vintage. Los comercios dedicados a esta tendencia se suceden puerta con puerta, ofreciendo todo tipo de objetos relacionados con la nostalgia, con el pasado. Y esto sucede porque hay un incremento notable de personas que se interesan por comprar objetos de otras épocas, de los que ya no se encuentran, de los que ya no se fabrican, que han dejado de ser rentables para las industrias modernas que valoran la producción a bajo coste, en masa y, en muchas ocasiones, con obsolescencia programada.
Hay tiendas específicas de moda, donde encontrar desde sombreros a vestidos pasando por complementos como diademas o pasadores de pelo de los 70, hasta boutiques especializadas en muebles y objetos cotidianos de las casas de los 80 donde encontrar alacenas, vasos de duralex o juegos de café de arcopal.