En los puestos de trabajo deben cumplirse ciertas reglas. Son garantías para el trabajador. Algunas tienen que ver con algo tan básico como tener un contrato en regla, o estar dado de alta en la Seguridad Social. Otras, se refieren a la seguridad laboral, que varía según los sectores. Pero aún hay más: las referentes al cumplimiento de otras leyes en el entorno laboral como son la de igualdad, derecho de conciliación, registro horario, etc. Y suma y sigue. ¿Y quién garantiza que todas estas reglas se cumplan? En primer lugar, la responsabilidad de cada empresario. En segundo lugar, los propios trabajadores. Y por encima de todos ellos, los inspectores y subinspectores de trabajo. En algunos entornos laborales la amenaza de una visita sorpresa de un inspector de trabajo sirve para que se pongan en marcha planes de cumplimiento de cada nueva norma obligatoria. Sectores como la construcción o el campo han sido pioneros