El tomate es una de las hortalizas más populares y consumidas del mundo. Ofrece un amplio surtido de variedades con diferentes formas y colores, pero, si preguntamos en un mercado, la queja es unánime: se echa en falta el sabor.
Anastasio Félix, propietario de un puesto de hortalizas en el Mercado de Sant Ildefons, en Cornellà (Barcelona), asegura “Si buscas sabor tienes que buscar género bueno. Lo hay barato, pero no es tan bueno. Hay tomate que lo tiras y rebota en el suelo; son duros, no valen nada”.
Un lugar donde pueden explicar qué ha sucedido con el sabor del tomate es en la universidad de Almería. El catedrático de Genética, Rafael Lozano, en 1990 empezó los primeros estudios dirigidos a encontrar los determinantes genéticos que hacen que un fruto tenga mejor sabor: “Durante años, explica Rafael Lozano, la mejora genética se ha centrado en aquellos genes que intervienen en la productividad de una planta, tamaño de fruto o número de frutos por planta. No se ha ido en detrimento