Hace 30 años llegó a España el implante coclear, un avance tecnológico que prometía hacer oír a un sordo, y que fue recibido con mucho escepticismo por buena parte de la comunidad sorda. Hoy es una realidad que ha abierto un mundo de esperanza a miles de familias que han visto cómo sus hijos, sordos de nacimiento, se están educando de forma oral al igual que los demás niños. “No hay mayor normalización que esa”, relata Arancha, madre de una niña que oye y habla perfectamente gracias a los implantes cocleares.
En Repor veremos en qué consiste este avance, la importancia también de la lengua de signos como garantía de que todos los sordos, oyentes o no, puedan acceder en igualdad de condiciones a todo, y nos acercaremos a una realidad, la hipoacusia, que está mucho más cerca de lo que nos pensamos, pero a la que no prestamos demasiada atención porque es una discapacidad “invisible”.