El Cabanyal fue declarado bien de interés local precisamente para proteger sus casas y sus fachadas, muchas de ellas rematadas en cerámica o en vivos colores, y se hizo con el acuerdo de todas las fuerzas políticas. “Por eso no entendíamos que Rita Barberá, del PP, se descolgara de su propio pacto para querer luego tirar el barrio. Esto fue fruto de la especulación urbanística, del pelotazo que se vivía en España en 1997 “, relata Maribel Doménech, una histórica activista de “Salvem el Cabanyal”, la plataforma vecinal que se creó para luchar contra el derribo del barrio. Durante años el Cabanyal vivió en la incertidumbre sobre su futuro, degradándose poco a poco con casas medio en ruinas, otras ocupadas, calles destrozadas por la misma corporación municipal que quería imponer el proyecto de ampliación de la avenida Blasco Ibáñez para llevarla al mar, costase lo que costase. Hoy el barrio se recupera impulsado sobre todo por la inversión del ayuntamiento, ahora de otro color político, y