Los secuestros de los piratas en el Índico, la escasez de algunas especies, los temporales y el sambenito de la crisis han hecho de pescar un oficio de alto riesgo. En el puerto vizcaíno de Bermeo amarra la flota de los grandes atuneros aunque nunca se les ve por ahí, porque enlazan en las peligrosas aguas del Índico una campaña de pesca con otra.