¿Sabemos lo que comemos? Pues según la Organización de Consumidores y Usuarios, no. Y para hacernos una idea de las trampas y exageraciones que se producen con la etiqueta, nos ponen algunos ejemplos. El york no es jamón aunque lo parezca, el queso rallado para gratinar no siempre es queso y hay zumos que se convierten en néctares si nos detenemos a leer el etiquetado y….lo entendemos.