Tras el covid, el número de caravanas, autocaravanas y càmpers se ha disparado en España, alcanzando la cifra de 300 milEl boom de este turismo, que también es internacional, ha provocado que muchas localidades intenten regular su paso y estacionamientoAl no existir una normativa unificada, los autocaravanistas dicen sentirse desprotegidos y criminalizados«Yo pago mis impuestos como todo el mundo, el de circulación, la ITV...y resulta que no me dejan ni aparcar en la calle...me multan», nos explica indignado Alejandro, propietario de una furgoneta customizada cámper, al salir de un área de acampada específica para autocaravanas...»al final prefiero venir aquí, que me siento más seguro y más tranquilo, aunque tenga que pagar y pierda esa libertad de aparcar y dormir donde quiera», reflexiona.Y es que los cerca de 300 mil vehículos de este tipo que circulan por las carreteras españolas acostumbran a querer pernoctar donde les resulta más atractivo y natural, delante de la playa, en un es
