Los pueblos de la ribera de Aragón piden que se limpie el río Ebro de los islotes y grava que proliferan en medio del cauce fluvial. Según los agricultores estos elementos dificultan que discurra el agua y propician violentas riadas que cada vez se producen con mayor frecuencia, 5 en los últimos 15 años. A las pérdidas económicas de la agricultura hay que añadir importantes daños en infraestructuras que se renuevan con cada crecida. Para los pueblos ribereños el río en estas condiciones amenaza su futuro. Opinión muy diferente tienen ecologistas y científicos para quienes las islas y la grava son propios del río. La solución para estos es ampliar el cauce del río retirando motas de protección, promover bosques de ribera y llanuras de inundación.