La oca, el parchís, el tute o el mus son los abuelos de los juegos de mesa modernos. La aparición del juego “Catán”, a finales de los años 90 del siglo pasado, fue una revolución en el sector. Los jugones modernos no quieren que el azar domine las partidas, sino que quieren poner en juego la imaginación y demostrar sus capacidades intelectuales y sus habilidades estratégicas. El interés por los juegos de mesa ya venía creciendo de unos años a esta parte y la pandemia no ha hecho más que consolidarlo. Además, ha propiciado la creación de nuevas editoriales, muchas con presencia internacional, y negocios auxiliares, como imprentas o talleres, y sobre todo la obertura de clubes. Para los aficionados, los juegos de mesa deberían ser considerados un producto cultural, con un IVA del 4%, como el de los libros. Uno de los campos de batalla del sector es distinguir entre juego y apuesta. El objetivo de los modernos juegos de mesa, con su variedad de temáticas y mecánicas de juego, no es ganar,