Lucia regenta desde hace más de 20 años la Pensión Alicia, en Pontevedra. Un pequeño establecimiento de 4 habitaciones en el centro del casco antiguo de la ciudad que conserva el encanto de un lugar con solera. Cada día ella se encarga de poner a punto las habitaciones. En una de ellas el huésped es siempre el mismo: Luís. Él tiene 78 años. Llegó hace 5, en plena pandemia, tras pasar un ictus y ahora se ha convertido en uno más de la familia. Lucia y su hija se encargan de controlar su nivel de azúcar, de acompañarle al médico cuando hace falta, y de que no le falte un plato en la mesa.Vivir en una pensión fue durante años una alternativa de residencia para algunas personas con escasos recursos. Ahora, con los precios de los alquileres por las nubes, no son pocos los que convierten un hostal o pensión en su morada. Alberto es pulpero y trabaja en el restaurante La Aldenana de Vigo. Cuando acaba su jornada laboral solo tiene que andar unos pasos para descansar en la habitación donde viv