La industria de la moda es una gran impulsora de la economía, representa un 2,8% del producto interior bruto de España. Pero a nivel global es una de las que más contamina. Es responsable del 10% de las emisiones de CO2 a la atmósfera y consume un 3% del total del agua de boca disponible. A pesar de ello, el consumo de ropa no para de crecer. La llamada fast fashion pone en el mercado prendas a bajo precio, atractivas para el consumidor, pero de escasa durabilidad. Usar y tirar se ha convertido en un modelo que genera también toneladas de residuos. Se calcula que cada año generamos en Europa una media de casi 20 kilos por persona y año. Ante este panorama de consumo y contaminación la Unión Europea está planteando diferentes iniciativas. Recomienda que la ropa sea más duradera, y en unos años en la etiqueta tendrá que figurar la trazabilidad de la prenda, para que el consumidor pueda saber el alc