En cuestiones de sexo la mujer ha tomado la delantera. Hace unos años estaba mal visto que una mujer entrara en un sex-shop o tampoco era fácil imaginar que existieran vendedoras a domicilio de juguetes eróticos. La industria del sexo no es ajena a este hecho y en buena medida parte de sus ganancias vienen por haber incorporado a la mujer en su cartera de clientes.