Sin agricultores y ganaderos no hay alimentos, habría más despoblación, más riesgo de incendios, más desertificación. Se les reconoce un papel indiscutible ante el reto climático. Pero muchas leyes, aunque bien intencionadas, son una traba a su actividad. Creen que es un contrasentido que las políticas que les atañen se diseñen en despachos de la ciudad. Muchos de los que viven y trabajan en el mundo rural critican que no se les tenga en cuenta a la hora de gestionar el territorio en el que viven. Y afirman que hacer esta gestión desde la ciudad es una de las razones del abandono de los pueblos, de la transformación de los ecosistemas y de la pérdida de biodiversidad. La gente del campo cree que se ha idealizado su función en la sociedad, pero que se desconoce la realidad de su día a día, como se pone de manifiesto en las zonas rurales más turísticas. El reportaje quiere llamar la atención sobre la necesidad de hacer visible esta realidad para recompensar a agricultores y ganaderos de