La suya es una semana de 10 días porque en su semana cuentan los 7 días más las noches que pasan despiertos cuando toca feria y hay que alegrar la vida de los pueblos. Los feriantes, con sus atracciones a cuestas, son casi una especie en peligro de extinción: ya nadie quiere una vida nómada, con la casa y el trabajo a cuestas y más ahora en tiempos de crisis cuando muchos ayuntamientos quieren ahorrar gastos en fiestas y festejos.