La vida de Aisa y de Fani está llena de silencio, dolor y vergüenza. Son 2 supervivientes de la ablación. Viven en Barcelona y les mutilaron los genitales de pequeñas: a una en Guinea y a otra en Senegal. “Era un jueves y recuerdo que mi madre me dijo que apretara los dientes y que, si no lloraba, tendría un regalo”, nos cuenta Aisa, de 48 años. Para Fani, de 21 años, sigue siendo un tabú hablar de ello con su madre y abuela: “nunca les he preguntado porque me lo hicieron, yo descubrí que era diferente en el vestuario de gimnasia, porque veía a mis amigas. Me duele cada vez que orino y es imposible que tenga una relación sexual”.En los años 90, en la provincia de Girona, muchas familias pudieron acogerse a la reagrupación familiar. Y con la llegada de las hijas, llegó la realidad de la ablación a las consultas. La pediatra Imma Sau, del CAP Santa Coloma de Farners, se acuerda perfectamente de la primera vez que vio a una menor con ablación: “me quedé de piedra y a partir de ahí empezam