Hace un año hubo en Madrid la primera manifestación en contra de las casas de apuestas. El objetivo de la protesta era exigir una regulación más estricta que impidiese la entrada de menores y que limitase el bombardeo constante de publicidad.
El fenómeno de las casas de apuestas nos permite comprobar cómo se repiten los mismos problemas en zonas de Madrid como Carabanchel o en pueblos como Alcalá la Mayor, en Cádiz donde sus 5 mil habitantes han impedido que abra un segundo local de apuestas. En las grandes capitales estos locales sustituyen al comercio de barrio, buscando una ubicación cercana a los centros escolares como sucede en la Vía Carpetana de Carabanchel. Por su parte la patronal del juego (Cejuego) asegura, que impide el acceso de los menores a sus locales y que sólo busca calles transitadas con alquileres baratos.
Pero las familias están intranquilas, temen que aumente la ludopatía entre los jóvenes porque las apuestas online siguen creciendo respecto a las presenciales.