Leer la naturaleza a partir de los rastros de su fauna es una habilidad cada vez menos utilizada, y sin embargo, aquello que pasa desapercibido puede dar mucha información. Una piña roída, el musgo pisoteado, una huella o unas deposiciones nos cuentan quién vive en un determinado hábitat. Los animales se desplazan, beben y comen, crían, se limpian y mudan sus pieles y pelajes. ¡Y de todo ello dejan indicios! Es muy difícil ver un gato montés o un tejón en el monte, pero se pueden detectar sus señales. Ese es el reto que se propone Evelyn Segura en el capítulo Rastros: localizar un gato montés gracias a sus indicios en el Cañón de Río Lobos, Soria. Para ello contará con la inestimable colaboración de Luisa Abenza, una experta rastreadora que le dará algunas claves, como observar los troncos y tallos de los árboles o prestar atención a los terrenos húmedos o arenosos que revelan más huellas. Por el camino encontrarán picapinos, corzos, ginetas y garduñas…y alguna sorpresa.