Agosto de 1936. En su avance hacia Madrid, las tropas Nacionales hacen escala en Peñaseca, donde habita desde antaño el Marqués del mismo nombre. Aparentemente, todo está en orden; es decir, el pueblo entero sigue trabajando para el Marqués. Pero un teniente del batallón descubre que allí hay gato encerrado. Y, peor aún, que más le vale no denunciarlo.