Como cada año, la Catedral de San Juan el Divino de Nueva York, situada entre la calle 112 y la Avenida de Amsterdam, ha abierto sus puertas a unos inusuales visitantes. Todo empezó hace unos 14 años, cuando un grupo de ciclistas que se dirigían a una carrera, decidieron realizar una parada de descanso y oración en el templo. Desde entonces cientos de ciclistas acuden anualmente a la Catedral para rendir homenaje a todos los compañeros fallecidos y recibir la bendición de sus bicicletas. 04/06