En 1924, tras tres años de viajes e innumerables detenciones, Alexandra David-Néel consigue rebasar la frontera tibetana llegando a Lasha, la capital, cuyo acceso estaba prohibido por el imperio británico. De esta forma, se convirtió en la primera mujer occidental en conseguirlo, aunque para ello tuvo que viajar a lo largo de tres años con falsa identidad y vestida de tibetana.
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