A lo largo del siglo XVI las relaciones entre moriscos y las autoridades religiosas y civiles de los cristianos viejos, están llenas de altibajos, que culminan en el decreto de expulsión del rey Felipe III en 1609, y da comienzo uno de los éxodos mas grandes de la historia de España. La practica totalidad de moriscos aragoneses, muchos castellanos y andaluces y en menor medida levantinos y catalanes se dirigieron a Túnez, donde el Sultán alentó su afluencia hacia el país. Desde el principio ocuparon cargos en la corte y el ejército, impulsaron la agricultura de tradición hispano árabe, destacaron en la artesanía y se fueron asimilando paulatinamente a la población autóctona.