Verano de 1936. Los Montejano están en su casa, les acompaña Pedrito Figueroa, el hijo mayor de Rafael y Virtudes. El alzamiento les ha pillado en Madrid y ya no podrán ir a veranear a Galicia con los Figueroa. Un grupo de milicianos republicanos se llevan a Pedrito y Antonio no hace nada por evitarlo. Aunque Rafael no pide explicaciones, nada volverá a ser igual entre ellos. De vuelta al presente: las relaciones entre Marta y Antonio siguen deteriorándose y este se refugia en las drogas y el alcohol. Marta, por el contrario, apoyada por Flavio y por la música, comienza a soñar que otra vida es posible. Basilio, creyendo que ya ha pasado el peligro, regresa de su encierro. Roberta da cuenta a Marta de aspectos de su pasado que desconocía y el gobierno francés la compensa por la injusticia cometida con sus padres. Para desesperación de Elena y de Marta, llega el día de la boda de la muchacha con Mauricio. Y ese mismo día Basilio tiene la ocasión de comprobar que sus esperanzas de salir