Mientras Antonio sigue en coma, Marta tendrá que tomar una decisión sobre el trabajo como secretaria para una importante empresaria italiana. Marta necesita el permiso de su marido para poder trabajar, pero, al estar incapacitado, don Próculo se ofrece a firmar por él. Las cosas empiezan así a dar un giro en la vida de nuestra protagonista. Roberta Moretti, que así se llama la empresaria, la contrata con un sueldo que deja a Marta sin aliento. Uno de sus primeros encargos es encontrar a un antiguo amor de Roberta, concertista y profesor de piano, que se ofrece a darle clases a Marta. Ya en el conservatorio, Marta conocerá a Flavio Tassoni, un hombre misterioso y huraño que puede cambiar la vida de Marta.