En 1396, el rey Enrique III entregó Béjar como señorío a la familia Zúñiga, que después recibirían el título de duques de Béjar. El terreno de El bosque, que empezó siendo una casa de recreo y coto de caza, acabó evolucionando a lo largo de los siglos gracias a las distintos Duques de Béjar, siendo uno clave en su transformación. En 1567, Francisco de Zúñiga y Sotomayor, cuarto Duque de Béjar, mandó edificar la finca que construyó junto a su primera esposa, la duquesa Guiomar. En la transformación, los propietarios se inspiraron en las villas renacentistas italianas, siguiendo los modelos de los tratados clásicos. El palacio y el jardín son ejemplos de este estilo, que se conserva como uno de los escasos ejemplos en España desde el siglo XVI. En su extenso conjunto pueden encontrarse todas las variedades de recursos paisajísticos: huerta, prados, jardines, fuentes y el impresionante estanque, rodeados del frondoso bosque.