A mediados del siglo XIX, dos de las familias más distinguidas de la isla de Gran Canaria, los Gourié y los González, adquirieron la mayor parte de los terrenos del mayorazgo de Arucas y crearon en ellos dos espléndidos jardines: el Jardín de Gourié, hoy conocido como Parque municipal y el Jardín de la Marquesa de Arucas. Ambos espacios, de gran riqueza botánica y arquitectónica, están estrechamente ligados a la historia y la cultura popular de la isla. Las condiciones climáticas de la zona donde se ubican, próxima a la costa y al abrigo de la montaña, los convierten en lugares ideales para el desarrollo de diversas especies exóticas. Por ese motivo, los dos jardines poseen la exuberancia del paisaje tropical y albergan, además de numerosos ejemplares de flora endémica canaria, una gran cantidad de especies vegetales de otros continentes, destacando, de esta manera, entre las