Hubo un tiempo en que Córdoba fue la capital del Califato Omeya, el imperio más poderoso de occidente. Un rastro que hoy se atesora no solo en la arquitectura, sino también en los jardines de Medina Azahara, el patio de los naranjos de la Mezquita de Córdoba o el Alcázar de los Reyes Cristianos. El mayor espacio ajardinado que sobrevive del Al-Ándalus medieval se conserva en Medina Azahara o la "ciudad resplandeciente", un oasis en medio de tierras de secano donde los jardines destacaban como símbolo de poder de los califas. El patio de los naranjos de la Mezquita de Córdoba es el jardín vivo más antiguo de Europa, construido en el siglo VIII, y con sus hileras de naranjos conectando en perfecta armonía con el bosque interior de columnas. Por otro lado, a pesar de las modificaciones sufridas por el Alcázar de los Reyes Cristianos, la recreación de patios y jardines mantiene la esencia de la Córdoba musulmana y nos resume la actual personalidad de la ciudad a través de su vegetación y a