Los jardines del Monasterio de San Jerónimo de Yuste fueron, hasta mediados del siglo XVI, unos jardines monásticos al uso, ubicados en los claustros y destinados a la reflexión y el descanso de los monjes. La decisión del Emperador Carlos V de retirarse en este monasterio, provocó la transformación del edificio y sobre todo de su entorno. En la zona más soleada y con mejores vistas del valle, ordenó construir una casa palacio adosada a la iglesia del monasterio. A su alrededor se crearon estanques y se plantaron huertos y jardines donde abundaban los cítricos, por los que el Emperador sentía predilección. Carlos V, que conoció desde su infancia, algunos de los jardines más bellos de Europa, quiso crear en este rincón de la Vera, en Cáceres, un espacio íntimo y recogido donde poder disfrutar de la naturaleza. El vergel que hoy adorna el monasterio es un recuerdo de su pasado