Si en la actualidad se produjese un robo en el Museo del Prado, la noticia coparía las portadas de periódicos y telediarios de todo el mundo. Eso es lo que sucedió en 1918 cuando el subdirector del Museo descubre que faltan decenas de piezas del Tesoro del Delfín, una de las colecciones de piezas de vasos ricos más importantes del mundo: cristal de roca, lapislázulis, diamantes, jaspes, esmeraldas, rubíes, zafiros, todo unido por los mejores artesanos europeos del siglo XVI y XVII bajo las órdenes del Gran Delfín, el hijo de Luis XIV de Francia. Sin lugar a dudas, el mayor robo de arte cometido en España. Como si de una novela decimonónica se tratara, el comisario encargado del caso es Ramón Fernández Luna, conocido popularmente como "el Sherlock Holmes español" por la rapidez y forma de solucionar muchos casos que habían conmocionado a la sociedad española de principios del siglo XX.