En una misión de rescate en el antiguo secadero de café, Paula resulta herida por un francotirador. En el hospital, recibe la visita de Dolores, la asistenta social de Bonaki, que le aclarará a Paula la verdad del terrible pasado de Manuel: fue secuestrado de niño por los traficantes de personas. Ellos le cortaron la pierna cuando sus intentos de fuga no cesaban. Paula se muere de remordimientos por cómo le trató. Decide ir a pedirle perdón. Ambos se entregan al amor, ignorantes de que un terrible peligro se cierne sobre Bonaki.