Antes de que lo hiciera el ser humano, muchos animales ya sabían construir sus moradas. Esos hogares a medida responden a necesidades idénticas a las nuestras: criar a su progenie y proteger a su familia de los peligros y las inclemencias del tiempo. Lo que caracteriza a los animales arquitectos, ya sea el tejón, el ratón espiguero, el castor o el panadero rojizo, es su capacidad para construir sin agotar los recursos ni destruir su entorno. Han servido de inspiración a las artes, los oficios y a la arquitectura de las primeras civilizaciones. Sin embargo, en la actualidad son los únicos que se han mantenido fieles al planeta Tierra y a la idea de trabajar para proteger el hogar de todos.