En Portada recorre las dos orillas del Dniéster a su paso por Moldavia. El río delimita el conflicto más olvidado de Europa, el de Transnistria (en rumano/moldavo) o Pridnestrovia (en ruso), heredero de la disolución de la Unión Soviética. Cuando se cumplen 100 años de la Revolución Bolchevique, en este pequeño territorio europeo, de poco más de 4.000 kilómetros cuadrados, Lenin merece todo los honores y Moscú es el gran valedor.
La autoproclamada República Moldava Pridnestroviana rompió con Moldavia en septiembre de 1990, pero no con la URSS. Delimitada por el río Dniéster al oeste y por Ucrania, al este, este pequeño territorio marca también una de las fronteras del pulso estratégico que, desde el fin de la URSS, mantienen Rusia, la Unión Europea y la OTAN en el este europeo.
Hasta ahora, Pridnestrovia no ha conseguido el reconocimiento internacional, ni siquiera por parte de Moscú, su gran aliado. Este conflicto enquistado condiciona además al desarrollo de ambas orillas del Dniés