Europa no tiene capacidad para reciclar todo el plástico que consume y parte de esos residuos los vende fuera, sobre todo, a Turquía. Un país que se ha convertido en una potencia importando residuos para reciclarlos. Compra papel, cartón usado y cada vez más plásticos. Luego transforma el plástico en materia prima, pellets, y lo vuelve a vender a Europa, o a otros países, para fabricar más productos. Desde que China prohibió en 2018 la importación de plásticos, al ver los daños medioambientales que causan, Turquía ha tomado el relevo. Ahora el reciclaje del plástico se ha convertido en una gran industria que mueve millones. Pero detrás de esas cifras existe una realidad más compleja. Parte del plástico que entra al país acaba tirado en un vertedero o quemado al borde de un camino. Por lo tanto, el plástico en Turquía también se ha con