Veinticinco años después de la detención de la cúpula de Sendero Luminoso, las heridas de aquel sangriento conflicto, que se prolongó durante 20 años (1980-2000), siguen abiertas en la sociedad peruana. Ni el tiempo pasado, ni la labor dela Comisión de la Verdad, ni las largas condenas de prisión han logrado cerrar aquellas heridas. Prueba de ello es la polémica generada por la excarcelación de los presos de Sendero Luminoso que han cumplido las penas impuestas pero que nunca, al menos públicamente, han expresado algún tipo de arrepentimiento. Pero, al mismo tiempo, algunos de los que vivieron el conflicto, desde ambos lados, como hijos, niños y adolescentes han emprendido su reflexión sobre aquellos años. Es el caso de Lurgio Gavilán, senderista y militar y de José Carlos Agüero, hijo de senderistas.