Viajamos a Kenia para retratar dos caminos con la misma finalidad: buscar el agua. El de Jerusa, que cada mañana recorre varios kilómetros a pie para buscar los 20 litros que destinará al consumo familiar; y el del hermano Arguesse, misionero que llegó a Kenia hace casi medio siglo con el encargo de buscar el agua para facilitar las tareas de la diócesis de Meru. Dos caminos buscando el agua: uno difícil, desesperado, que nos enseña la cara más difícil y triste de África. Y el otro el de las posibilidades de cambio y de progreso, de un continente que desea mirar hacia delante