Ainsley comienza su viaje por el Mediterráneo con mucho estilo, a bordo de un catamarán de 44 pies en el que el patrón Jean-Hughes le enseña los fundamentos de la navegación y echan el ancla en una cala cristalina de la isla de Lavezzi, donde Ainsley prueba el paddle boarding. En la cocina del barco se preparan deliciosas recetas, como unas sensacionales brochetas de marisco con pepperonata y una rápida y sabrosa tortilla de menta corsa. De vuelta a tierra firme, es hora de una clase magistral sobre el famoso estofado de jabalí corso en un restaurante familiar a las afueras de Ajaccio. A continuación, Ainsley se da el placer de degustar un poco de pastelería en una clásica boulangerie francesa, antes de cocinar sus propios dulces, beignets de castañas, como final perfecto para un día maravilloso.