El agua mineral envasada está muy presente en nuestra vida: en España compramos cada día diez millones de botellas. Beber es preciso, pero millones de envases de plástico abandonados contaminan el planeta y pueden afectar a nuestra salud. El agua plastificada se impone al agua corriente, pero crece la conciencia de volver a consumir agua del grifo. En España, cada día, treinta millones de envases acaban en calles, montes y finalmente en el mar. Miquel Roset, de la organización Retorna promueve el regreso al antiguo sistema de pagar en la tienda por cada envase que compramos, con lo cual cada botella de plástico, vidrio o lata de aluminio adquiere un valor y no se tira o desperdicia. Es el sistema de depósito, devolución y retorno de envases (SDDR) gracias al que en Alemania recuperan casi el noventa por ciento de las botellas y latas de bebidas que consumen. En "Agua plastificada" también se evalúan los efectos para la salud del agua envasada en plástico.