La muerte de un constructor local, Girolamo Cascio, lleva a Montalbano a relacionarlo con un asesinato ocurrido veinte años atrás, pues esta muerte es la del socio Giacomo Aletto, asesinado por el amante de su mujer, Rocco Pennisi y que, casualmente, ha salido de la cárcel unos días antes. Pero las pistas llevan al comisario Montalbano a otras deducciones que no se contemplaron hace veinte años.