La capacidad de adaptación al cambio climático que demuestra el arrecife del Triángulo de Coral ha puesto en alerta a la comunidad científica, descubriendo que los grandes culpables de ello son los seres vivos de todo tamaño que viven pegados al lecho marino, los llamados Bentónicos. El ciclo vital de estas especies proporciona a los mares del arrecife una enorme cantidad de biomasa que nutre al resto de especies, creando un círculo de retroalimentación del que todos se aprovechan.