Durante meses, vimos imágenes impresionantes por la tele y por internet del volcán de Cumbre Vieja, pero teníamos la sensación de que queríamos saber más. Nos decían que era un evento científico importantísimo y que en La Palma había muchos investigadores estudiando la erupción. Había rumores entre los científicos de que el volcán podría estar cerca de apagarse, así que, antes de que lo hiciera, salimos a la búsqueda, no de uno, ni de dos, ni de tres cerebros, sino de todos los expertos en plena acción con los que nos cruzamos al interior del volcán. Fue el evento geológico más relevante de España en este siglo. Sin lugar a dudas, también fue un evento muy duro para la gente que lo ha sufrido, pero presentó una oportunidad única para la ciencia española para estudiar una erupción desde su mismo nacimiento hasta su fin. Nunca habíamos tenido una ocasión como esta, y con herramientas tecnológicas que nos permitieron conocer un poco más sobre las entrañas de la tierra.