La Antártida estuvo antaño en el centro del antiguo supercontinente austral, Gondwana. Las huellas de estas conexiones permanecen hoy en todo el hemisferio sur en plantas y especies marinas con similitudes que hace mucho tiempo cambiaron y se adaptaron al entorno que las rodea. Extraños moluscos de las aguas del sur de Australia, como el calamar pijama a rayas, nadan junto a los leones marinos australianos. Los cóndores andinos han aprendido a dominar los vientos del Cabo de Hornos, y las orcas han perfeccionado una extraordinaria técnica de caza: precipitarse sobre los témpanos de hielo para desalojar a las focas, aferrándose a ellos para luchar por sus vidas.