Miquel Silvestre se dispone a dormir de vivac en el páramo y se prepara una frugal cena. A la mañana siguiente despertará dentro de la tienda de campaña y deberá afrontar una dura etapa de senderos embarrados, polvo y piedras. Perdido en mitad de la desolación buscará desesperadamente un lugar habitado donde poder comer, beber y repostar gasolina para su Gorda. Pero no será fácil.