Miquel Silvestre deja Polonia atrás y entra en Eslovaquia. Se dirige al punto donde confluyen las fronteras de Polonia, Eslovaquia y la República Checa. Allí ha quedado con un motorista español que vive en el país y que sigue los documentales de Miquel. Juntos viajan hasta el sur del país sorteando un endiablado atasco de camiones para llegar a tiempo de darse una opípara cena con delicias locales.