Miquel Silvestre está en Polonia, en el bosque de Bielowietza, pero como es fin de semana y un popular destino turístico, no encuentra alojamiento y tiene que acampar en un jardín privado. Al día siguiente sale a ver los últimos bisontes europeos en libertad. Cuando se interna en el interior del país descubre algunas sorpresas en su red de carreteras secundarias, como son las barcazas para cruzar ríos a fuerza de brazos.