Miquel Silvestre está en Italia, en el Tirol del Sur, en Bormio, el pueblo de skiadores situado en la cima del mítico paso del Estelvio. Decide subir más todavía a través de las pistas sin asfaltar que sirven de acceso a los remontes de la estación de ski, que funciona incluso en verano. Rodeado de moles montañosas, nieve y sol, el viajero pone punto final a su aventura europea. ¿O será punto y seguido?